domingo, septiembre 02, 2007

Agro-Tour 2007: Periplo Cántabro (IV)

El sábado decidimos comer en un “Prada a Tope” que hay en Treceño. Ya sé que suena a chufla para aquellos que no conocéis esta cadena de restaurantes, pero se llama así, en serio.

De primero pedimos unos entrantes para compartir: una ensalada campera, unos melocotones rellenos de atún (gran descubrimiento: una mitad de melocotón en almíbar rellena de atún con mahonesa y adornado con unas hebras de balsámico) y unos besitos cántabros (requesón con mermelada de membrillo y lacón (también bastante bueno). De segundo cada uno eligió de la carta. Yo me quedé con unos muslitos de pato con reducción de Oporto al chocolate. Estaban buenos y en su punto, aunque el chocolate que yo esperaba en la salsa, se redujo a unas minivirutas de este dulce por encima del pato lo cual le daba aroma al plato pero no sabor… El postre consistió en helado de dos bolas: una de pasiego y otra de balsámico. Un helado cremoso, delicioso y sin ningún cristal o impureza que estropease su sabor…

Como os podéis imaginar, además de estas comidas en raciones de gigante tragaldabas, nos metiamos unos desayunos de campeones con embutido, queso, pates… y dulces (galletas, sobaos de los de allí que cada uno vale para alimentar una semana a una familia numerosa…), así que la noche del sábado la mayoría estaba con un empacho descomunal y se decidió no cenar, aunque los viajes a la cocina fueron numerosos y todos acabamos cenando.

Lo mejor de la noche fue que nos compramos unas botellas de sidra y a la una y pico de la madrugada nos dedicamos a escanciarla en el jardín pegando unas voces y unas risotadas que supongo que más de uno en el pueblo se acordó de todo nuestro árbol genealógico… El resultado fue que bebió más el suelo que nosotros pero como dice Parada: “que bien lo pasemos”…

Al día siguiente a recoger y a acabar con las provisiones de la nevera para que no se estropeara nada, así que otro desayuno de destriparrada total…

Menos mal que aquí acabó el periplo cántabro porque a estas alturas mi cintura había empezado a desaparecer bajo una megalorza que no se cuanto tardaré en perder…

Y con esto finaliza el monográfico "Periplo Cántabro"... en próximas entregas : "la tournée leonesa"...

A descansar que mañana es día de curro...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Experiencia altamente recomendable lo de escanciar sidra estando de juerga. Ya no por lo que se bebe, que suele ser más bien poco sino por las risas generalizadas que provoca.

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