Chafardeando en la cocina

Cuando entras, apareces en una sala de tamaño medio, de aspecto cuidado y limpio, decorada de modo “neutral” para que ninguna estridencia te despiste de lo que has ido a hacer allí, que es disfrutar de la armonía de sabores con los que los cocineros te premian una vez que comienza el desfile de platos frente a ti…

El trato es inmejorable: las camareras son simpáticas y agradables y encima hacen bien su trabajo (no entiendo porque cada vez se hace más raro ver esto).

Nosotras acudimos con el menú cerrado, de modo que no accedimos a ver la carta que tienen: pura poesía gastronómica (sólo de verla tus jugos gástricos se segregan a litros)…

Nada más sentarnos nos ofrecieron unas cucharitas con Humus… estaba delicioso: suave, cremoso y de sabor absolutamente equilibrado… para ir abriendo boca… Con esto creo que el personal que no conocía el restaurante, se hizo incondicional del Festín…

Después vinieron los centros para compartir:

- Cuscús frío con cebolla y dátiles confitados al azafrán. (Marruecos). Personalmente el Cuscús no me apasiona, me resulta algo seco de digerir (tal vez he tenido mala suerte y he probado Cuscús bastante deficientes…) pero este estaba delicioso. Los dátiles confitados le daban un punto de dulzor que me conquistó al primer bocado.

- Terrina de sardinas y pasas sobre sopa de pimiento ahumado. (Cerdeña). Un plato que me sorprendió. Esperaba que resultase más fuerte, que el poderoso sabor a sardina arrasase con los demás, pero no… craso error… tenía un sabor suave y agradable…

- Arepa con ajonjolí rellena de queso, aguacate y chutney casero de tamarillos. (Venezuela). Diga lo que diga de este plato, sé que los que me conocéis y sabéis de mi pasión por el queso pensareis que exagero, pero estaba de muerte… No conocía el sabor de los tamarillos pero maridaba a la perfección con el queso… Una delicia y la arepa estaba perfecta…

- Blinis de amapola y sésamo con boletus confitados al limón. (Ucrania). Este fue uno de los platos estrella… Nadie puso objeción alguna… Nadie respiró ni habló durante la degustación de este plato (imaginaos 11 mujeres de despedida de solteras calladas y con los ojos en blanco sin que delante hubiese un “boy”). Decir que estaban buenos es poco no, poquísimo… Creo que tengo que hacerme con la receta… Soy incapaz de describir el sabor porque me parece que no hace justicia… Y además la textura de las semillas de amapola era el complemento ideal al sabor…

Después vinieron los segundos. Podíamos elegir entre.

- Mousaka de cordero y berenjena con espuma caliente patata y yogur. (Grecia)

- Hamburguesa de cerdo y centollo, manzana ácida liquida y fideos de sésamo crujientes. (Vietnam)

- Ragout de ternera, verduras y cacahuetes con espinacas crujientes. Senegal.

- Rissoto de leche de coco y gambas. (Lo siento, pero no se su procedencia)

- Pollo de corral con mole poblano y plátano asado. (México)

(Empezáis a entender aquello que decía antes de “pura poesía gastronómica” al referirme a la carta ¿no?)

El caso es que por casualidades de la vida, solo elegimos dos platos entre las 11 que íbamos: La Mousaka y el Rissoto…

Obviamente, probé los dos… ya me conoceís…

El Rissoto estaba perfecto, en su punto y tenía un sabor fragante y delicado…

La Mousaka, que es el plato que seleccioné, estaba deliciosa aunque el cordero tenía un fuerte sabor a comino (creo) y al probarlo pensé que igual a alguien de las que íbamos, que tuviese menos entrenado el paladar no le agradase… pero nada… nadie dijo ni mú y no quedaron ni las migas… Solo había elogios al plato…

El postre consistió en un Sorbete de guayaba y lima, con pan de especias y chocolate. Os imaginais como la goce ¿verdad? Como una enana… Estaba riquísimo… Es curioso como hace menos de un año no conocía la guayaba (si que la conocía pero no tenía el gusto de haberla catado) y junto con la guanábana (otra que no conocía) y el mango, han pasado a ser mis frutas tropicales favoritas…

No os penséis que me olvido del vino… Cuando sales a comer, te acostumbras a que si quieres un buen vino, te rasques el bolsillo y tires de la carta de vinos…

Pues aquí no tuvimos ese problema. Dentro del menú se incluía una Selección varietales de 2005 de bodegas Ayles que venía con etiquetado especial para el restaurante.

El resultado de la cena: 11 estómagos felices y 11 caras sonrientes. Excelente.

El precio: 33 euros (IVA aparte)

La verdad es que a la mínima ocasión que se me presente pienso volver (tal vez este mismo mes…)

Datos del restaurante:

EL FESTÍN DE BABEL

S. Antonio Maria y Claret 17

50010 Zaragoza